es el momento en el que la realidad decide
esquivar nuestros sueños.
La decepción es un sentimiento de insatisfacción,
A todos nos afecta, porque las pequeñas o grandes ilusiones
son algo díficil de evitar.
Podemos reducir nuestros deseos o expectativas, pero
no eliminarlos, sobrellevar el dolor de la decepción es durísimo.
El corazón se
hace trizas. Sentimientos y pensamientos de desolación toman la batuta durante
un tiempo. Hasta que, lentamente, comenzamos a curarnos.
Se percibe el proceso como tan lento y tan largo, que
incluso hay quien cree que jamás llegará a curarse.
Después, tanto el excéptico
como todos los demás, sobrevivimos.
La decepción es como un ciclón que arrasa con la esperanza;
un fenómeno que protagonizará algunos días de nuestra vida.
Quizás se ensañe
especialmente, destruyendo los pilares de la confianza en nosotros mismos o en
los demás.
Sin embargo, igual que ocurre con otros fenómenos
devastadores, se marcha para dejar paso a días tranquilos. Días para hacer el
recuento de daños, comenzar la reconstrucción...y volver a empezar.
1 comentarios:
Perfectamente explicado, es así.. no se equivoca en nada. Yo me quedo con aprender de los errores para en futuras relaciones, dar lo mejor de nosotr@s y de esta manera poder empezar un proyecto, pero no con cualquiera ni mucho menos. El amor es divino pero tiene un doble filo en donde pasas de estar en el Olimpo de los dioses, hasta llegar al mismo infierno. Solo con aptitud y asumiendo las circunstancias se puede combatir al dolor y tiempo necesario para encontrarnos a nosotr@s mismos y potenciar nuestra autoestima... Nada es eterno y lo que no te mata te hace más fuerte. De todo se sale, de todo.
Ánimos.
Publicar un comentario